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Cigalas
A la hora del desayuno, he salido a la pescadería a por unas cigalas que había encargado para cocinar una fideuá mañana y variar el menú de muchos sábados; bocadillos o fabada Litoral y callos “La Madrileña”, que mis amigos y yo engullimos mientras reconstruimos una vieja casa.

He recogido también de la pescadería, el pedido de mi compañera. Me he dirigido a la cocina de la empresa para dejar mis cigalas en el frigorífico y me ha preguntado Maritere:

- ¿Qué has comprado?
- Solo cigalas. Tengo el resto de la fideuá semipreparada
- ¡Anda tenía que haber comprado yo un par de ellas!
- ¡Pues cógelas!, ¡Toma! – he abierto el paquete y le he dado dos cigalas.

En ese momento me han llamado y he dejado el paquete sin cerrar en el frigorífico. Ha llegado la hora de salir, lo he recogido tal cual estaba y me he marchado a casa, a por el resto del menú y a por mi perra y hemos puesto rumbo a Castilla tan contentas.

De repente, he comenzado a escuchar un ruido espantoso en el coche. Se ha encendido la luz indicando que debía de parar inmediatamente. Me sitúo en el arcén. Me pongo el chaleco y salgo a poner el triángulo. En ese momento mi perra ha empezado a ladrar, porque ella tiene confeccionados unos derechos perrunos y los tiene convenientemente priorizados contrariamente a los míos, humanos. Uno de ellos es que debemos salir del coche juntas. A medida que me alejaba con el triángulo, más golpes daba a la puerta y más ladraba, ahí ya mi contrariedad moderada ha comenzado a elevarse.

He regresado al coche, he cogido el móvil y he llamado a la compañía de seguros que tengo contratada.

- Esta usted hablando con XXXXX, si ha sufrido una avería diga o pulse: “uno”, si desea información blablablabla, diga o pulse: dos, si desea blablablabla . – He pronunciado: uno.

Mi perra ladraba tanto que han entendido que yo hablaba.

- No hemos entendido, por favor repita su opción. Si quiere comunicar una avería, diga o pulse: uno.... si blablablabla... diga o pulse: dos. Si blablabalba....

Digo “UNO” y doy a mi perra una cigala de las que tenía en el paquete abierto para que se callara un momento, porque fuera había empezado a llover. Se la ha tragado entera y ha vuelto con su concierto de ladridos de forma inmediata.

- No hemos entendido, por favor repita su opción. Si quiere comunicar una avería diga o pulse: uno....

He gritado: ¡Uno! a la vez que mi perra ladraba su opción:

- No hemos entendido, por favor repita su opción. Si quiere comunicar una avería diga o pulse: uno.... si blablablaaba.

En lugar de decir uno, he salido del coche -ya diluviaba- mientras maldecía en voz alta a todos los demonios rojos. Entonces he escuchado:

- No podemos identificar su opción, no se retiré, le atenderá una operadora.

Entonces he sacado el vocabulario más barribajero y contundente que tengo, pero me han atendido mientras yo chorreaba agua por la punta de la nariz.

He pensado que no había mal que por bien no viniera y me he imaginado que el servicio técnico que venía en camino se traduciría en un mecánico estupendo, amable y simpático y por supuesto, de lo más eficiente, que me arreglaría el coche en cuestión de segundos y me anotaría su número de teléfono en la mierda que tengo incrustada en los laterales del coche y que por más que ha llovido no se ha disuelto.

Y así ha sido, estaba de muy buen ver, pero no ha articulado más que un:

- Buenas tardes, señora.

Eso de “señora” pronunciado por un hombre algo –o bastante- más joven, me ha dolido en lo más profundo, más de lo que me dolía la cabeza de escuchar a mi propiedad animada de cuatro patas.
- Debe llevar el coche al taller –me dice mientras se dispone a elevar mi coche.
- Pero ¿qué tiene? –digo yo desilusionada.
- Fjafoaifoaieeee del aire acondicionado.
- No he puesto este año todavía el aire acondicionado.
- No tiene nada que ver.
- Es que no entiendo. ¿Qué tiene que ver?
- Sería largo de explicar. Su mecánico le explicará detalladamente. ¿Desea usted continuar viaje o regresar al punto de origen? -pregunta de forma concluyente.
- Quiero volver a casa. –He dicho chorreando agua por todos mis rizos, por el bajo de los pantalones y por las pestañas.

Cuando hemos cargado mi coche con la perra dentro ladrándome, mirándome y amenazando: “te miraré constantemente con cara triste durante dos días y me negaré a comer” –que es lo que suele hacer cuando se enfada- he visto como mi fin de semana cambiaba drásticamente.

He cargado la bolsa de la comida en la cabina de la grúa. Durante unos minutos hemos estado en silencio, pero tras la curva del cambio de sentido, el estupendo mecánico, me dice:

- Se le ha salido una cigala
- ¿Qué?
- ¡Que me está usted sembrando la cabina de cigalas!
- ¡Ah, perdón! –He dicho apurada y recogiéndolas.

Un minuto después rompe el silencio de nuevo:

- Ya las puede lavar
- ¿Cómo?
- Las cigalas, digo.
- Sí, claro.
- ¿Dónde iba usted con las cigalas sueltas? – me pregunta muy serio.

Yo ante la duda de si hablaba en serio o en broma, respondo:

- Como verás, me gustan las mascotas.

Ha callado y no me ha dirigido la palabra durante los 30 km. hasta la puerta del taller. Mientras descargaban el coche él ha rellenado un parte, y me pregunta:

- ¿Nombre?
- Pon ahí: la señora de las cigalas.

He llegado a casa, he puesto a cocer la fideuá que tenía semipreparada a falta de la pasta y las cigalas mientras me he duchado, todo esto mientras me perseguía mi perra que no me habla, como me temía. No le ha gustado el trato recibido ni la excursión.

He repartido la fideúa que estaré comiendo durante años en una docena de cacharrillos para congelar y cuando recogía la cocina, las he visto, ahí estaban lavadas: en el fregadero, las cigalas. Se me olvidó echarlas a la olla.

Me voy a dormir.


1 comment

puedoserella said:

Es que el otro día, cuando el Jefe Rayo, puso un enlace a una de las islas hundidas, encontré este escrito y el posterior. Había olvidado ya aquel capítulo, y decidí colgarlo aquí, me hizo gracia.

Besos a los dos, so bandarras ;)
11 years ago ( translate )