Mi hija María me aconsejó que leyera un libro escrito por una mujer Psicóloga.
Eso fue en unas de mis estancias en su casa de Ginebra, y me lo aconsejó porque en esos tiempos su madre estaba pasando un “bajón de identidad”, de falta de autoestima, y en verdadero peligro de que le ocurriera algo mucho peor, probablemente una depresión… No me apeteció leerlo entero en ese momento, solo lo hojeé, porque ella me dijo que era un poco pesado, y había que leerlo despacio y asimilarlo bien a base de meditaciones. Me encanta leer, pero en ese momento no tenía ganas de leer nada. Ahora me arrepiento por no haberlo leído, del todo, y se lo he dicho.
Quiero leerlo y meditarlo bien, y no porque en estos momentos me haga falta remontar nada, ni siquiera un estado de ánimo bajo, sino porque ahora me gusta leer sobre Psicología y de ninguna manera me parece que sea un petardo leer sobre esa ciencia tan estupenda, y tan completa.
Así que pienso comprarlo y zampármelo enterito, aunque tarde varios días en leerlo y comprenderlo.
El libro está escrito por una psicóloga de origen Mexicano, Clarissa Pinkola Estés.
Se trata de comentarios, relatos y comparaciones del amor, y nos hace comprender a la Mujer salvaje y a nuestra psiquis más profunda, la que abrazamos íntimamente, como a la imagen que contiene medicina y magia.
Esta autora ha creado una psicología femenina en su sentido más verdadero: el que lleva al conocimiento del alma. “Unirse a la naturaleza instintiva, no significa deshacerse y cambiarlo todo”.
No significa perder las relaciones propias de una vida en sociedad o convertirse en un ser menos ‘humano’. Significa establecer tu propio territorio, encontrarte a ti misma, sentirte dentro de ti con fuerza y orgullo, sean cuales sean los dones y las limitaciones físicas.
Trata de las mujeres. De todas las mujeres que se quedan solas sin sus hijos, después de que ellos hayan ‘volado’ del hogar para vivir sus propias vidas.
Mujeres que desde el día de su boda, sólo han vivido PARA su marido, sus hijos y su hogar.
Mujeres que durante toda su vida se han dedicado con una entrega absoluta a amarlos, educarlos y protegerlos de cualquier cosa, dándoles la mejor educación posible no solamente intelectual, también moral.
Mujeres sin sentido del egoísmo, y de una generosidad plena de sentimientos y llenas de una gran confianza en todos ellos.
En fin, MUJERES ESPECIALES.
En realidad, toda mujer es “especial” y lo es por la entrega, por la capacidad de lucha, por la fuerza de sus sentimientos, por el amor absoluto de madres y por el sacrificio que les ha supuesto, muchas veces, el matrimonio, sin poder o haber no podido llevar a cabo sus propios deseos, ni sus aspiraciones, ni sus sueños, ni ocuparse de ellas mismas…
Bien. Yo soy una de esas “Mujeres Especiales” y no me pesa, muy al contrario, me siento muy orgullosa de serlo, ¡Gracias a Dios!, pero no me considero ‘especial’ en nada, simplemente soy una mujer del montón, corriente y moliente… de las muchísimas que hay repartidas por el mundo… callada, tierna, alegre y a veces triste, tragándome solita las angustias, las desilusiones y los problemas, pero siempre llena de entusiasmo, de sensaciones, de romanticismo y de muchos sueños… ¡muchos!
Ahora que no tengo que cuidar a mis hijos, porque se saben cuidar solos, cuido a mi marido. Lo hago con gusto, con la entrega de una buena esposa que le quiere. Él no está bien de salud y sé que me necesita mucho… Bien sabe que aquí me tendrá para lo que se tercie. No porque sea mi obligación, que lo es… sino porque lo QUIERO hacer.
Sin embargo sigo buscando “Mi propio Espacio” ese que se supone que toda ‘ama de casa’ debemos tener tarde o temprano, o mejor dicho desde el primer día de nuestro matrimonio…
Muchas veces, y sobre todo últimamente, lo he estado buscando… pero sin éxito. Sé que está por ahí, que me está ‘esperando’… y yo, lo encontraré.
Tal vez suene ridículo hablar de ‘sitio y espacio’, puesto que ya estamos ocupando el ‘sitio’ del ama de casa desde que nos casamos, pero sé que se refiere al ‘espacio interior de las mujeres’. Ese Santa Sanctórum totalmente NUESTRO, de cada mujer y que nos pertenece por completo, y por derecho propio. Es, creo yo, dictarnos una especie de ‘Lista de prioridades’. Puede que no sea fácil llevar esa ‘Lista’ a cabo, pero aunque nos cueste trabajo, debemos hacerlo. Si no podemos, que sea por falta de ‘tiempo’, y no por falta de interés.
Llevo varios días elaborando ‘Mi lista de Prioridades’, y la tengo hecha.
Es obvio que las prioridades deben ser antes que nada, nuestras obligaciones del día, como esposas y amas de casa principalmente, y luego todo lo demás… Pero estoy cansada de ese ‘todo lo demás’… en esa lista mía aún está en el último renglón. Entonces me tengo que preguntar: ¿Cuáles van a ser AHORA tus prioridades, Adela? y me contesto a mí misma: Ya tengo hecha mi importantísima Lista de Prioridades, y ocurra lo que ocurra, la voy a cumplir a rajatabla… y lo haré, ¡Vaya si lo haré!. No lo haré por puro capricho, no señor, lo haré por verdadera necesidad.
Es cierto, MUY CIERTO, que ninguna Mujer se jubila como ama de casa, eso NUNCA… Nosotras NO tenemos jubilación, nosotras siempre ESTAMOS en casa currelando sin parar y sin descanso. Sé que nuestros maridos y nuestros hijos aprecian nuestro trabajo y nos admiran… ¡faltaría más!
(También nosotras admiramos el que ellos hacen, y el que han estado haciendo siempre…)
No me refiero a no percibir una ‘paga’ de jubiladas de amas de casa, no, me refiero a estar mucho más libres de las obligaciones dentro de nuestro hogar y empezar a olvidarnos de la mala conciencia de atrasar la plancha, o no tener la comida terminada en punto a medio día para almorzar a la hora establecida, a poder usar servilletas de tela, sin temor a que se te estropeen las buenas mantelerías que solo sacas en ocasiones especiales… a pedir al supermercado que te manden la compra a casa, en vez de venir cargada como una mula 3 veces en semana… y muchas más cosas.
En fin, a ocuparte de hacer tu vida más cómoda y agradable, a sentirte guapa y estupenda como lo eras antes de llenarte de tantas obligaciones. A eso me refiero…
Como si fuese una especie de ‘emancipación’ del ama de casa…
“Mi lista” no es muy extensa, pero sí muy clarita, concreta y llena de decisión.
PUNTO.
Levantarme más tarde, a la hora que QUIERA.
NO tener que desayunar de pie, y mal.
Darme mi sagrada duchita y tardar lo que NECESITE, sin ninguna prisa, (a veces lo tengo que hacer en 8 minutos…)
Ponerme mi crema por todo mi cuerpo serrano sin CORRER, y untármela por todos lados, porque NO tenga que ir a la calle a hacer montones de recados.
Vestirme elegantemente y despacito para salir, y maquillarme tranquilamente, además de peinarme sin prisas, con calma y no a la TROMPA talega…
Calzarme mis más preciosos zapatos, y NO dejarlos para las grandes ocasiones… y si se rompen, que me dé igual.
Salir a la calle, y PASEAR a gusto, moviendo mis caderas al compás, y femeninamente, como lo hacía antes… y sin mi perrita, (eso que lo haga su amo)… Yo solita, sin que mi perra me dé tirones y me caiga en el suelo… (me ha pasado muchas veces), sino despacito y bien, ¡Como Dios manda!
Entretenerme cuanto QUIERA viendo escaparates, entrar en las tiendas y en vez de mirar, comprarme lo que me dé la GANA sin mirar precios ni nada de eso… y por supuesto comprarme algún que otro caprichito, o todos los que me gusten, caray!
Sentarme en una buena cafetería, con un rico cafetito, saborearlo bien y sin prisas, degustando con regusto un buen pastel SIN pensar en las dichosas calorías…
Hacer las cosas a MI MANERA, y no a la manera de otros, sino a la MÍA… pintar relajadamente… escribir relajadamente… encender mi ordenador temprano si me DA la gana… (que me traen frita, por el tiempo que lo tengo encendido y usándolo)
No tener que sufrir las consecuencias de cuando cocino cosas riquísimas, me tengan que decir, ¡esta vez no te ha salido bien!... Sino oír ¡¡ QUÉ RICO… uuuuummmmm!!
Hablar con mis hijos, mi familia y mis amigos, sin prisas y tardar lo QUE DE LA GANA.
Tener con quién hablar y se me ESCUCHE, y no sentirme marginada pensando que le hablo a la pared.
EN FIN…… Que esta va a ser mi REAL JUBILACIÓN!!!
En pocas palabras: HACER LO QUE ME DE LA GANA, LO QUE ME APETEZCA, Y LO QUE NECESITE HACER.
FIRMADO: Adela Montoya Morón, Jueza de su “propio” Tribunal Supremo, (Que está hasta la mismísima cocorota de cumplir durante 41 años, tantísimas obligaciones… sin dedicarse tiempo, a sí misma).
1 comment
Adela, la sevillana said:
¡VIVAN LAS MUJERES DECIDIDAS!