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Del amor como derrota




Porque he olvidado cómo escribirte
y me siento náufrago ante el inmenso océano
de una hoja en blanco.

Y tengo miedo de mi memoria,
y la noche vierte su ácido insomnio
y los espejos no responden
o están siempre ocupados.

Porque la aguda geometría
de las palabras, grávidas ahora de silencio,
laceran los labios

que una vez pronunciaron con unción
tu nombre. Y los sólidos pilares

que sostuvieron el templo de tu cuerpo
amenazan convertirse en ceniza
con ese sabor amargo de la rendición
y la renuncia.

Porque me voy disolviendo en este ciudadano
anónimo, adusto y amaestrado
que cada día porta su cartera repleta
de tus poemas imposibles de seda azul,
y en el tranvía los musita como quien lee
en el viento y saborea la dulce promesa
del amor y sabe que la muerte
es dedicado refugio.

Y ahora que las esferas de los relojes
quedaron ciegas

y marcan el tiempo del desconcierto,
que los postreros y húmedos segundos
de la clepsidra resultaron de llanto invisible
hasta su consunción, y el estrépito
de cristal al estrellarla contra el cielo
resuena más allá de mi conciencia,
tomo el estado de la líquida distancia,
asumo la materia exacta con que está hecha el olvido,
acepto el soplo infinito del abismo y antes de la última
luz que llevarme a los ojos
comulgo con el aliento de tus besos.

Licuor, Sin título (2008)


Reconozco la derrota y sus consecuencias inmmediatas, la humillante aceptación de lo irremediable, el ingrato regreso a los cuarteles arrasados, el sabor a ceniza en cada bocado, la sed implacable a cada paso. Reconozco el dolor y sus señales, la herida pulsante, el lacerante estremecimiento, la piel helada, el corazón desnudo.

Reconozco la soledad y sus crueles juegos, los espejismos inciertos en que se esconde, los falsos sueños que regala cuando despiertas a la realidad hostil, las esperas interminables que ofrece, los silencios desoladores con que se expresa, la cama vacía donde se acurruca y nos aguarda.

Y reconozco el amor, su huella exacta que moldea la nuestra perfectamente, su olor a lluvia, su tacto de amante, los mil matices de su voz, su sonrisa de fuego fatuo, su movimiento inconfundible, tierno y arrogante, inocente y descarado, apremiante y sereno...

Sí, yo reconozco el amor, porque sigue iluminando, sigue brillando, tras cada herida y cada dolor, tras cada día de soledad, tras cada noche de silencio,
tras cada derrota...



Buenas noches, a todos



3 comments

Shafir Yalon said:

"Su sonrisa de fuego fatuo".
Muy certero ese adejtivar de opuestos cuando hablas de su movimiento.
Y la foto.
Y los eucaliptos. Los árboles te quieren, no matter the banks of a river or the shore.
Besos, Exiliada.
14 years ago ( translate )

Exiliada said:

Gracias a todos, por las visitas, por comentar, por estar...

Besos.
14 years ago ( translate )

Elbertinum said:

der Tod ist nicht das Ende - die Liebe lebt weiter -
La muerte no es el final - el amor sigue vivo -
3 years ago ( translate )